Apología a la devoción

Apología a la devoción
"...una cultura que para poder alimentar el gigantesco esfuerzo intelectual que reclamaba el progreso de la ciencia y la industria tuvo que sacrificar tal vez lo mejor de su alma..." - Mircea Eliade, Herreros y alquimistas

No me quiero poner sentimental, pero tengo un sentido de gratitud profunda hacia mis lectores. En especial hacia quienes siguen esta publicación desde hace años y se han ido adaptando a que siempre hago con ella lo que se me canta - y lo que se me canta, necesariamente, va mutando con el tiempo.

He estado ausente porque he estado reflexionando sobre diversos asuntos. Sé que este tipo de declaración tiene una reputación mixta, ominoso antecesor de las sentencias más estúpidas. “He estado reflexionando sobre muchas cosas - voy a donarle todo al Maestro Amor”.

Creo que más allá del ocasional análisis noticioso (limitado por mi compromiso con la señal por sobre el ruido), la mejor función que puede tener este espacio es el de discutir las oleadas submarinas de la cultura, aquello que está sucediendo mar adentro sin que nadie lo sindique y lo reporte. Hay que salir a buscar lo que permanece intrazable.

No quiero dar una respuesta simplista a un problema espiritual de escala hemisférica. Pero creo que el sentido de progreso gamificado es una de las peores manifestaciones del cuadro psicosexual colectivo que estamos sufriendo.

Primer punto contencioso: ¿Qué carajo quiero decir con esto?

Sobre el mecanicismo y lo no-decible

Hace cosa de un año, escribí por ahí que los memes son "rituales de TOC" de la cultura. Si bien quienes practican meditación trascendental suelen buscar en sus ejercicios introspectivos un mundo sin palabras, más allá del lenguaje; lo no-articulable nos suele resultar tan insoportable que nos indulgimos en loops mecanicistas en un intento de aliviar nuestra ansiedad.

Hace cosa de 100 años, Henri Bergson reconoció que lo que luego se rotularía como "humor slapstick" funcionaba en cuanto nos invitaba a ver al cuerpo como una máquina que puede fallar como una máquina. Pero la idea de la persona como máquina surge también en contextos menos felices. Lo no-dicho nos hace comportarnos como máquinas. Quien vive con una herida psicológica escarificada busca comfort en la manipulación química de su propio cuerpo, o en comportamientos automáticos y por lo general absurdos.

Más allá de la incontinencia verbal que parece gobernarnos, toda época tiene algo no-decible, incluso la nuestra. Y creo que en este contexto, como par de lo no-decible se suma lo no-trazable.

Productividad

La visión contemporánea de productividad se basa en la complitud constante de tareas y en social signalling de que uno es alguien que completa tareas. Los chicos de los esquemas ponzi dirán "voy al gimnasio, estudio el mercado..."

Fraude y spam en Dubai
No hay Ferrari para vos.

Que no se me malentienda: Está bien ser disciplinado. Personalmente, soy extremadamente disciplinado. Pero eso me ha jugado en contra y a favor en igual proporción. El problema es que se puede ser disciplinado sobre prácticamente cualquier pelotudez. Y si bien adoptar una visión de tunel y continuar en una única dirección sin cuestionamientos puede ser útil, no es una forma de vivir. Es una forma de reaccionar en momentos muy específicos, que suelen ser de duración relativamente corta. 25 años de visión de tunel degradan al ser humano a una mera máquina de hacer sentadillas y actualizar Asana.

No creo que nuestra época sea particularmente complicada. Si nos ponemos minuciosos, la última vez que los seres humanos fuimos felices eramos dos y estabamos desnudos. Tampoco voy a pretender que algo que yo puedo articular en una oración, copiandome de 200 otros ensayistas vaya a tocar aquello "indecible" en nuestra época. No hay "N-word Heil Hitler", ChatGPT que produzca gore, ni nada que realmente pueda llegar a aquello indecible. Por algo es indecible. Pero es interesante como, sea lo que sea, lo estamos intentando sanar con la gamificación de la vida. ¿Qué es eso que estamos intentando buscar, y por qué pretendemos volvernos máquinas al respecto?

Instagram

Podría decirse que Instagram ha tenido un impacto negativo en la psique de millones de personas - en particular, de millones de mujeres. Por lo general, el análisis sociológico de las plataformas se limita a estudiar a las plataformas en sí, y no a las plataformas como entidades que ocupan un rol para el que son ineptas.

Podríamos decir que Instagram causa daño psicológico a la gente porque:

  • La expone a un flujo (en términos prácticos, infinito) de imágenes aspiracionales, presentadas mayoritariamente como reportes honestos de un estilo de vida alcanzable - si estás dispuesto a perseguirlo. Vemos a mujeres jóvenes y bellas posando por las capitales del mundo, los costos que tienen que afrontar para sustentar su estilo de vida permanece gentilmente fuera de campo.
  • Gamifica el cortejo, convirtiendo lo que antes podría haber sido una conversación IRL en una suerte de pipeline de ventas con engagement, e inclusiones o exclusiones estratégicas de listas de distribución de contenido.
  • Funciona como "ventana al mundo", combinando contenido aparentemente genuino y orgánico con publicidades pobremente diferenciadas.
  • Su curación algorítmica refuerza sesgos y feedback loops emocionales, dificultandole a una persona que interactúa con contenido negativo dejar de hacerlo.
  • Provee modelos aspiracionales superficiales.

Todas estas son características de la plataforma en sí. Ahora bien, Instagram puede gamificar el cortejo, funcionar como "ventana al mundo" y proveer modelos aspiracionales porque se han habilitado espacios vacantes en la cultura e Instagram los ha ocupado. Por supuesto, me concentro en Instagram por un asunto de scope, pero esta bota le cabe a prácticamente todas las plataformas sociales exitosas.

Como Instagram ha reemplazado a instituciones y forjadores de discurso de antaño, la productividad como base de un sistema de valores ocupa un lugar dejado vacante por otra cosa.

Hablando de Instagram, hace unos días encontré esta imagen pululando por ahí. Creo haberla visto en Pinterest, pero es un gran ejemplo de espiritualidad Instagrammeable:

No comparto esta imagen para mofarla, al contrario. Creo que aquello que la productividad y la disciplina pretenden suplir es una falta de devoción. Especialmente porque estamos en una onda bearish de los sistemas de creencias trascendentales. Esto se nota particularmente en cómo participan del discurso público aquellos que están activamente buscando estos sistemas.

La disciplina es la devoción de los pobres.