Escrito por Maia Mendel, traducido por Nada Respetable.
Recientemente volví a ver «Narcos», una serie de Netflix sobre el narcotráfico colombiano – en particular las historias que involucran la caída de Pablo Escobar, jefe del Cártel de Medellín y la persecución de sus principales rivales, el Cártel de Cali. Pero, ¿Qué es exactamente un cártel (de drogas) y cómo funciona?
La economía de los carteles
El término cártel en realidad proviene de la economía (específicamente de la Organización Industrial, o IO, que estudia la competencia y similares). La manera de pensar en esto es entendiendo, a grandes rasgos, la relación entre las ganancias y la competencia.
Cuanto más competitivo es un mercado, menores son las ganancias: en competencia perfecta, que tiene infinitas empresas, nadie obtiene ninguna ganancia. En el extremo opuesto de la escala, si sólo hay una empresa en juego, las ganancias son más altas porque los precios son altos y las cantidades son bajas.
Para cualquier mercado, cuantas más empresas haya, menores serán las ganancias; y si las ganancias son altas, más empresas querrán unirse – a menos que haya barreras de entrada. Es decir, costos que hagan que no sea rentable ingresar más allá de un cierto nivel de competencia.
Si el nivel de competencia está “en el medio” entre el monopolio (solo una empresa) y la competencia perfecta, podrían involucrarse en colusión, manteniendo la producción baja artificialmente para que los precios suban y las ganancias sean altas. Podes representar esto como un grupo de empresas (el cártel) que se convierte en un monopolio y divide su «territorio» equitativamente entre ellas.
Hay dos ejemplos principales de carteles no relacionados con las drogas: el Cartel De Beers para los diamantes y la OPEC para el petróleo. Tanto los diamantes como el petróleo son bienes relativamente abundantes que tienen una gran demanda, por lo que, en teoría, el precio debería ser bastante bajo. Sin embargo, no están distribuídos equitativamente a escala geográfica, por lo que es posible que la mayoría de los productores de diamantes o exportadores de petróleo se confabulen y mantengan la producción artificialmente baja.
Los cárteles de cualquier tipo tienen un problema: sería muy beneficioso para cualquier miembro separarse y socavar ligeramente el cártel, o producir más de su cuota, lo que aumentaría sus ganancias a expensas de todos los demás. La decisión a tomar es bastante simple: ¿Las ganancias de estar en el cartel superan indefinidamente las ganancias de dividirlo y luego obtener ganancias regulares?
Para volver poco atractivo romper con el cártel, los cárteles deben desarrollar algún tipo de mecanismo para castigar a los miembros que se separan; para los normales se llama guerra de precios, donde si el cártel se rompe, todos producirán cantidades de competencia perfecta o cobrarán precios muy bajos para castigar a quien rompió. Los cárteles de droga específicamente también tienen guerras reales, donde simplemente matan de manera extremadamente brutal a cualquiera que rompa cualquier acuerdo.
La razón es simple: un cartel es estable solo si los beneficios de estar en él son muy grandes y/o si los beneficios de romperlo son muy pequeños.
Los factores que propician la colusión y, por lo tanto, mejoran la estabilidad de un cártel son:
- Que la industria pueda acomodar a pocas empresas, teniendo altas barreras de entrada. Esto significa que las ganancias son naturalmente más altas sin colusión, pero las nuevas empresas pueden no querer coludirse.
- Que los miembros del cartel sean igualmente eficientes o tienen una capacidad de producción similar – si una empresa fuera más eficiente, entonces tendría una participación de mercado mucho mayor y todos tendrían más incentivos para dividirse. A menos que el mercado se reparta de tal manera que respete la parte del jugador más grande pero también asegure que los miembros más pequeños no intenten socavarse entre sí.
- Que los miembros del cártel interactúen entre sí con frecuencia y/o tienen más información sobre los negocios de los demás, pudiendo detectar la colusión temprano y con facilidad.
- Que el mercado esté creciendo, ya que los beneficios de permanecer en el cartel aumentan con el tiempo, en lugar de permanecer constantes o incluso reducirse.
- Que no haya posibilidades de innovación, ya sea a través de productos mejorados o productos de mayor calidad, ya que esto significaría que algunos miembros del cártel fuesen más rentables que otros y estarían incentivados a coludir entre sí; además, los demás tendrían que socavarlos lo antes posible para permanecer en el juego.
Entonces, ¿son los cárteles de drogas naturalmente estables? Realmente no. Las barreras de entrada no son muy altas, pero hay rendimientos crecientes a escala: cultivar marihuana en tu departamento es un modelo comercial viable, pero también lo es establecer plantaciones gigantes a escala industrial en la jungla. Esto funciona en ambos sentidos: el mercado de las drogas tendrá algunas empresas gigantes y muchas organizaciones pequeñas. Esto también corta el segundo punto: hacer un trato con Pablo Escobar no tiene sentido cuando se va a beneficiar mucho más de un cartel que vos. Las interacciones van en ambos sentidos, pero precistamente por eso los cárteles de la droga generalmente tratan de mantenerse informados sobre quién vende en el territorio de quién.
El mercado de las drogas crecía rápidamente en los primeros días del comercio, pero ahora es bastante estable, y algunos lugares importantes, como los grandes estados de EE. UU. o países como México y Colombia, están jugando con la idea de la legalización, lo que hace que la colusión sea menos probable. Esto también podría explicar por qué los cárteles mexicanos de la droga se han vuelto cada vez más belicosos en los últimos 20 años.
Las innovaciones son particularmente difíciles para los cárteles. Hubo un gran cambio de la marihuana a la cocaína en los años 70 y 80, y con el tiempo se crearon y refinaron formas más puras y más fuertes de ambas; la razón es que el costo de traficar la misma cantidad de una sustancia más fuerte y más débil es el mismo. Pero una sustancia más fuerte normalmente se vende por más. En consecuencia, los cárteles de drogas por lo general competirán para crear drogas nuevas y más potentes, lo que resultará en el tipo de asimetrías que ponen patas arriba a los cárteles.
Hay un único factor a favor de los cárteles drogas: la aglomeración. La mayoría de los cárteles están ubicados en ciudades o regiones únicas: Medellín, Cali, Guadalajara, Sinaloa, Juárez, Tijuana, Michoacán, las pandillas South Side y North Side en el Chicago de la década de 1920, o la Cosa Nostra siciliana y la N’Dragheta calabresa.
Las drogas se derivan principalmente de las plantas, y las plantas tienen que crecer en lugares específicos; además, se requieren habilidades específicas para producirlas. Finalmente, existe el elemento necesario de la confianza: dado que los narcotraficantes no pueden demandarse entre sí por incumplimiento de contrato, su único recurso es la violencia, lo que significa que las personas de la misma comunidad o familia suelen ser las primeras opciones para formar un cartel.
Tanto el cártel de Medellín como el de Cali estaban dirigidos por miembros de una familia (Pablo Escobar y su primo, o los hermanos Rodríguez Orejuela), y es bastante común que las pandillas estadounidenses se formen dentro de grupos étnicos: la mafia [nacionalidad] es un tropo común para un razón, y las organizaciones tanto en Goodfellas como en Casino (ambas basadas en historias reales) no permiten que personajes que no sean italianos se conviertan en miembros certificados.
Otro factor que beneficia a los cárteles es que los principales mercados de drogas son los países desarrollados, pero la mayoría de las drogas se fabrican en los países en desarrollo, lo que significa que los costos de transporte son altos. Esto favorece a las organizaciones más grandes que pueden hacer frente a esos costos, y también favorece a los lugares específicos de producción. Escribí una reseña de un libro que profundiza más en estas ideas, así que andá a leerla e imaginá que en lugar de Silicon Valley y computadoras, se trata de México y la cocaína.
Un ejemplo de cómo surgen las aglomeraciones, muy al estilo Krugman-Fujita-Venables, fue el cartel de Guadalajara, la organización narcotraficante OG. Antes de los cárteles, el narcotráfico mexicano (que en ese momento producía marihuana, no cocaína) estaba a cargo de las plazas, redes locales de traficantes. Las plazas se establecieron de manera bastante simple: había un «distribuidor principal», que obtuvo el puesto matando a todos los demás que estaban dispuestos a hacer el trabajo y se aseguró de que los territorios funcionaran sin problemas.
Si querías unirte, le pagabas al jefe de la plaza una tarifa (llamada piso) y te daban territorio y/o una cuota, y serías horriblemente ejecutado si rompías este acuerdo. El cártel surgió al agrupar las plazas para poder explotar las mejores ganancias obtenidas al producir y exportar a mayor escala, particularmente porque Guadalajara controlaba un tipo especial de marihuana que era más potente que el resto.
Debido a que los cárteles son económicamente inestables, la única forma de mantenerlos unidos es aumentando los costos de desintegrarlos a través de otros incentivos. Debido a que las guerras de precios son inviables, los cárteles tienen que depender de la violencia para hacer cumplir los acuerdos colusorios. Cuanto más violento sea el cártel, más probable es que todos se pongan en línea. Otra opción es comprar la lealtad de políticos, jueces y policías (o de organizaciones paramilitares) y hacer que ellos hagan el trabajo sucio, que es más o menos lo mismo.
Plata o plomo
Pero, ¿por qué las personas deciden se convertirse en narcos en primer lugar?
Stephen Levitt, famoso por Freakonomics (a quien odio, vea más aquí) tiene un artículo sobre las tasas de criminalidad y la adopción de Lojack (una alarma para autos). Cuando los autos se vuelven más difíciles de robar, la gente roba menos autos, incluso los autos que no tienen Lojack.
La razón por la que menciono esto es que muestra que el crimen es un fenómeno racional: las personas eligen ser criminales y cómo ejercer sus habilidades criminales en función del riesgo y las ganancias esperadas. A diferencia de grupos terroristas y guerrillas, que suelen ser personas de clase media con una motivación profundamente ideológica.
En consecuencia, los narcos elegirían el camino del narco porque es una carrera, pero ¿por qué convertirse en traficante o mafioso, que no es especialmente rentable para nadie, excepto para los capos y los padrinos, y convertirse en ingeniero?
Si observas a las personas que fueron reclutadas en Vietnam o en el ejército argentino por una lotería, podes ver que los reclutas tenían muchas más probabilidades de cometer delitos (aunque hay alguna evidencia que sugiere que parte de este efecto es causado por la exposición a combates violentos) – y una explicación probable es el mercado laboral.
Inciso: La razón por la que no puede comparar a todos los reclutas con todos los no reclutados es que es probable que haya diferencias sistemáticas que afecten tanto los resultados como la probabilidad de ser reclutado, por ejemplo, riqueza y conexiones familiares, problemas médicos, educación/empleo, etc. Por otra parte, no estoy atribuyendole estas diferencias principalmente a la violencia en combate porque sus efectos son reportados como débiles para los blancos y muy fuertes para los no blancos, mientras que el efecto de ser reclutado solo es significativo para los blancos.
Por ejemplo, las personas alistadas en cualquiera de las fuerzas del ejército argentino tenían más probabilidades de cometer delitos, pero las personas alistadas en la armada eran especialmente más propensas, lo que no se explica por ninguna de las características observables del grupo, y porque la selección es aleatoria tampoco pueden ser inobservables.
Por lo tanto, la razón más probable de esto es que la Marina requiere que los reclutas sirvan durante dos años, en lugar del habitual, lo que sugiere que un mecanismo causal probable es:
Militar → menos experiencia laboral → menores ingresos → delincuencia.
Por lo tanto, la sabiduría convencional tiene (áspero) sentido: más oportunidades económicas en el empleo y la educación convencionales reducen la probabilidad de que las personas se conviertan en delincuentes. ¡Inconcebible!
Mucha gente reclutada por los cárteles sin duda piensa que sus jefes son malas personas y que el narcotráfico es malo para todos. Lo cual tanto el gobierno como los capos saben. La decisión de salir y unirse a un cartel, tanto para bandas específicas como para individuos específicos, se entiende a través del Dilema del Prisionero.
La historia es la siguiente: la policía arresta a dos delincuentes y los mantiene en celdas separadas para que no puedan comunicarse. La policía tiene suficiente información para condenarlos por un delito menor, pero si alguno coopera, tendrán suficiente para probar uno más grave.
Entonces les ofrecen un trato a los delincuentes: si se callan, ambos van a la cárcel por 1 año por el delito menor. Pero si uno de ellos confiesa y el otro no, el buchón queda libre y el otro recibe 5 años. Hay una trampa: si ambos confiesan, ambos van a la cárcel por 3 años – porque cooperaron, hay cierta indulgencia. Es evidente que el objetivo de los dos es minimizar el tiempo en la cárcel, por lo que si pudieran cooperar, optarían por quedarse callados y sumarle 2 años a su condena.
Pero para cada recluso, la situación es más difícil: si te comprometes a guardar silencio siempre, la mejor respuesta para el otro recluso es delatarte, y si el otro recluso se compromete a guardar silencio, lo mejor que puedes hacer es delatarlo. Entonces, incluso en cómplices intensamente leales, la mejor estrategia a elegir es delatar al otro criminal.
Tanto el gobierno como el cártel lo saben y emplean estrategias similares: hacer que su opción sea más atractiva y hacer que la otra opción sea menos beneficiosa. El gobierno, por lo general, le ofrece a los traficantes que testifican inmunidad por la mayoría de sus delitos (es decir, le reducen el costo a confesar) y, a menudo, incluso ofrecen visas a los EE. UU., lo que resulta en un beneficio, no solo en una pérdida menor, por desertar.
Mientras tanto, los traficantes utilizan la amenaza de violencia extrema, especialmente contra los miembros de la familia que permanecen en el país, para que la confesión sea menos beneficiosa que la cárcel; además, los miembros de la mafia y del cartel que van a la cárcel generalmente disfrutan de sentencias menos severas en relación con sus condiciones reales. Esta escena en Goodfellas no es especialmente exagerada:
El Estado provee para sus familias hasta cierto punto y disfrutan de seguridad laboral después de cumplir su condena.
Conclusión
Los cárteles son agentes económicos y sus miembros son actores económicamente racionales que toman decisiones óptimas para su situación. Pero como dice el principio básico de la economía moderna, la gente responde a los incentivos: la respuesta del gobierno al narcotráfico y los delitos relacionados debe ser hacer que los cárteles sean lo menos rentables posible y hacer que unirse a ellos no sea especialmente beneficioso, y no la violencia extrema que simplemente preserva y fortalece los cárteles más brutales y peligrosos. De Milton Friedman:
«En un mercado libre ordinario, tomemos papas, carne de res, lo que quieras, hay miles de importadores y exportadores. Cualquiera puede entrar en el negocio. Pero es muy difícil para una persona pequeña entrar en el negocio de la importación de drogas porque nuestros esfuerzos de interdicción esencialmente lo hacen enormemente costoso. Entonces, las únicas personas que pueden sobrevivir en ese negocio son este tipo de personas del gran cartel de Medellín que tienen suficiente dinero para tener flotas de aviones, para que puedan tener métodos sofisticados, etc. Además de lo cual, al impedir la entrada de productos y al arrestar, digamos, a los cultivadores locales de marihuana, el gobierno mantiene alto el precio de estos productos. ¿Qué más podría querer un monopolista? Tiene un gobierno que se lo pone muy difícil a todos sus competidores y que mantiene alto el precio de sus productos. Es absolutamente el paraíso. La legalización es una forma de evitar, en nuestro foro como ciudadanos, que un gobierno use nuestro poder para involucrarse en el comportamiento inmoral de matar personas, quitarles la vida a las personas en los EE. UU., en Colombia y en otros lugares, lo cual no es asunto nuestro.»