El meme de «nadie te preguntó» o las maravillas del meme como género

Un video de una reversión de “What a wonderful world” de Louis Armstrong en Inglés diciendo “what a wonderful thing nigga, but i don’t remember asking” venía rondando internet incluso desde 2018. Ya en 2020, alguien (y sí, ALGUIEN en el sentido anónimo, participativo y masivo de la cultura digital) lo versiona al Español, se repostea en un par de cuentas de Shitpost y ahí podría, tranquilamente, haber quedado en el baúl de la gigante pero esporádica historia de los memes. Pero en junio de 2020, arrancó a aparecer de nuevo, de manera intermitente pero constante, tanto en el submundo de Twitter como en páginas de memes en Instagram, marinándose en el inconsciente colectivo. El vocalista de una banda musical decide hacer una versión con Spinetta y Charly Garcia. Consigue un buen público, y en pocas horas no solo se comparte de manera masiva y se utiliza como “reaction video” (que vendría a ser su “sentido”: ser una reacción a una acotación innecesaria) sino que también aparecen otras versiones: Cerati, Indio Solari, otros temas de Spinetta. Algún visionario hace una versión de Duki, y algún otro despistado le responde que el chiste es que sea rock nacional. Este segundo claramente no entendió la “ley de murphy” de los memes: si se puede hacer, se hará. Y la rueda sigue girando, casi espontáneamente y en tiempo record: en menos de 24 horas aparecen un sinfín de versiones, que ya juegan con los límites del formato: videos de “tranquilos amigos, yo pregunte”, versiones del mismo formato, pero en vez de música, imitaciones de voces (como Leo Messi) o registros sonoros (como los altavoces de los chatarreros ambulantes). 

Hilo que compila algunos de estos memes.

Este meme es uno de miles más que nos inundan y nos seguirán inundando por todo el 2020, pero es uno perfecto para poder entender al Meme como género. El meme es un género en tanto tiene una serie de mecánicas, convenciones y supuestos que seguir para que algo sea aceptado como tal. Estas características posibilitan, entre otras cosas, su capacidad de viralidad. Funciona como género porque tiene dinámicas de presentación y replicación, que permiten que el concepto “meme” pueda aplicar para referenciar tanto a estos videos como a una imagen con palabras en Impact font de Los Simpsons. Más allá de lo que define lo que es un meme (cosas como la templatizacion, la semiótica ilimitada y otras cuestiones que escapan el sentido de este artículo) existe una convención generalizada incluso para los más alejados de la comunidad digital participativa, de lo que significa ser un meme, osea, de lo que representa al meme como género. Por más que varien los matices, existe una fuerte convención de lo que representa o no un meme. 

Pero existe una característica única en el género memes, que tiene que ver con sus fuertes raíces en las mecánicas de internet y que otras unidades de comunicación digital no tienen: su capacidad de mutación centrifuga. Capacidad, que, entre otras cosas, derivan en la increíble “incoherencia coherente” (el tener un sentido exactamente en el hecho de aparentemente no tener ninguno) y lo más interesante en este caso en particular, la aleatoridad absoluta sobre la cual se suele construir la viralidad de un meme.

Para empezar,el comunicador Vianes Bradley E. Wiggins propone un interesante esquema para entender las “partes” de la historia de un meme: la aparición de un multimedia compatible al existir una imagen, video o concepto que existe en un medio donde se permite compartir/repostear (básicamente cualquier red social moderna), luego su transformación en “meme emergente” al tener elementos que habilitan a remixarlo, replicarlo y convertirlo en una base para la cual crear nuevas creaciones, y luego su consagración como meme, al efectivamente, poder referenciar elementos de la cultura que lo ve nacer y poder ir más allá para referenciar otras. Mientras más rápido se pasa de una etapa a la otra, más probabilidad hay de que un meme puede viralizarse, mientas a la vez aumenta las chances de que se “queme”: que su uso intensivo haga que pierda valor utilizarlo, y por ende, no se utilice más. Estas 3 etapas están en cualquier meme como elemento aislado, pero a la vez, condicionan las formas y mecanismos de la cultura de los memes, que delimita su existencia como género. Su capacidad de mutación centrífuga, es una característica del género del meme porque para aparecer debe llegar a su última etapa: se debe poder referenciar a cualquier cultura, subcultura o evento social, debe convertirse en puro formato. Cuando se convierte puramente en un formato, en un “template” que puede utilizarse para contrastar o satirizar cualquier cosa, comienza este proceso de mutación centrífuga, que es cuando un meme puede adquirir virtualmente cualquier sentido socialmente existente. La mutación centrífuga es el proceso por el cual un meme se “deforma” de su formato inicial, comenzando a estirarse hacia los límites de sí mismo mientras sigue siendo “el mismo meme”, yendo cada vez más a su mecanismo básico, osea, el mecanismo por el cual articula una ideaLa comunidad que lo utiliza lo sigue referenciando como el mismo meme del principio, pero ahora está en un proceso donde tanto su formato como sus posibilidades se estiran hacia los límites que habilitan sus propios valores semióticos. El meme de “Loss” es el caso paradigmático: un comic donde se mostraba un hombre yendo a ver a su pareja en el hospital que había tenido un aborto espontáneo, devino en meme utilizándose para mostrar a gente yendo a situaciones cómicas (por ejemplo, Obama yendo a ver a Hillary tras su derrota en las presidenciales de 2016), y tras un proceso largo de mutación centrífuga, terminó siendo simplemente la aparición de líneas que representan el cómic, y el chiste siendo “esto es una referencia al meme de loss”.

Mientras el meme de “no te pregunté” comienza como un video de reacción, rápidamente evoluciona a un género en sí mismo: el sentido de su chiste es hacerlo con diferentes músicos. Y en tiempo record, al definirse como formato (un video donde un músico canta “que buen dato amigo, pero no te pregunte” en su estilo musical) comienza un proceso por el cual, por ejemplo, aparece un video de Messi diciendo “que dato che pero no te pregunte” con alguien imitando su voz, donde se estira el formato inicial, cada vez yendo a lo más elemental en su forma: alguien diciendo no te pregunte, y el chiste estando en un uso cómico de un sonido característico de alguien/algo. Nada nos dice que este proceso se detendrá aquí: la mutación centrífuga suele terminar cuando no existe más mutación posible (convirtiéndose, como el meme de loss, de nuevo en un formato) o cuando el meme deja de ser usado antes de llegar a este momento. Que le pasara a este meme en particular, es algo que solo podemos esperar y ver.

La otra cuestión que menciona era la “aleatoriedad absoluta”. Y es que la cultura digital participativa suele ser el infierno de los más ortodoxos estructuralistas: es casi imposible predecir algunas de sus manifestaciones. Cuales son los factores determinantes de que algo emerja, es usualmente algo que no puede ser ni predicho ni controlado (aunque si los factores generales que pueden hacer emerger algo: puedo predecir que X evento social va a producir memes, pero no la forma, alcance e impacto que estos tendrán, al menos no de manera concreta). ¿Que hizo que justo un 24 de Junio de 2020 el meme de “no te pregunte” se haga viral? Tanto el formato como el meme venían rondando desde 2017, y hace varios meses ya venía traducido al español. ¿Porqué ahora, porqué no antes, porque no después, porque de esta forma y no de otra? Son preguntas que autoras como la Israelí Limor Shiftman auguran, probablemente no tengan más respuesta que la pura entropía enmarcada en redes de individuos con capacidad de agencia y determinados por demasiados factores como para poder ser encuadrados en un solo patrón de consumo. 

Pero el caso de este meme no es especial solo porque nos permite ver que rol cumple el meme como género para delimitar los memes que surgen y utilizamos, sino también porque su naturaleza es creativa: al ser un video, es más complejo hacerlo y fuerza los límites creativos de sus múltiples autores, a la par de que contiene más espacio para este proceso de mutación centrífuga. Su inicio como reaction video tambien lo vuelve un caso especial: aunque muera, su futuro como herramienta para finiquitar la cada vez más álgida discusión online parece prometedor: no hay argumento que resista a la voz de Daft Punk al ritmo de “Harder, Better, Faster” diciendote que lo que dijiste no le importa a nadie. Pensar el meme como género nos tiene que ayudar a ver el meme más allá de sus expresiones con las cuales convivimos diariamente. Sus mecanismos y expresiones, suelen estar muy relacionadas a las capacidades semióticas y los códigos compartidos que construimos que los posibilitan, y ver su vínculo con la cultura participativa de Internet, nos tiene que mostrar que su naturaleza caótica y entrópica, no es más que una expresión de nuestras voluntades igualmente alocadas. 

O, en cualquier caso, ya tenes un repertorio de memes con el cual responderme.


Una versión anterior de esta pieza fue publicada en el blog del autor.