El discurso de Isaac

Espero no tener que explicar los orígenes de Castlevania (saga de videojuegos bastante famosa, Google it). Ahora lo que nos interesa es la serie de Netflix. Hay mucho que hilvanar de ésta serie y sólo me concentro en algo particular, leer éste articulo, si bien lleno de spoilers, no quitará la experiencia de ver la misma, lo cúal recomiendo.

Bien, ya presentadas las advertencias:

Castlevania es excelente. No por su apartado visual (parece que le faltan FPS), no tanto por su historia, la cual ojo, no digo que no sea excelente, sino que tiene momentos que se podrían considerar convenientes para la trama, pero sin embargo construidos de una forma que solo se podría describir como épico. Si no más bien por lo que transmiten. Un sentimiento particular en el que vamos a indagar dentro de la serie es la:

Desesperanza

Así bien grande como un título. Pero para dar un contexto rápido: En el comienzo de la serie, nuestros protagonistas se embarcan en la misión de matar a Drácula (un vampiro con un castillo que se teletransporta con magia-ciencia), porque éste quería literalmente matar a todo el mundo, en completa desolación y agonía porque habían matado a la única mujer que amaba y que lo amó, alguien que no le tenía miedo. Ella le entendía, compartían las mismas pasiones, le enseñó que la vida vale la pena, incluso llegaron a tener un hijo juntos. Drácula sentía que tenía un futuro.

Luego la iglesia la quemó viva por bruja.

Drácula no lo soportaba, la vida para él había desaparecido, pero se rehusaba a morir. A pesar de la muerte de su esposa, pululan en su mente recuerdos de épocas doradas que no puede dejar ir. La sensación de que ya no había nada en el mundo se convirtió en deseo de destrucción.

Para eso logra formar alianzas con otros vampiros en un supuesto plan para evitar que los humanos los destruyan, enmarcando el plan como una especie de “Ellos, o nosotros, no hay otra alternativa”. Drácula también cuenta con dos esbirros: un twink de pelo platinado llamado Hector, y un ¿egipcio? pelado llamado Isaac. Ambos igualmente castigados por la humanidad. Abusados, rechazados, marginados, lastimados, esclavizados… eran niños, ¿Quién no querría ver muerto a su abusador?

Yo también quería ver muertos a mis abusadores. Puedo entenderlo. Muchos de los sentimientos que transmiten los personajes se pueden sentir a viva piel. Nuestra mente es aún nuestro lugar más privado. Podemos desearle la muerte a cualquiera ahí, nuestro único juez siendo nuestra consciencia. Podemos desear que alguien simplemente desaparezca. Pero no lo decimos, obviamente. Aunque a veces sí, a veces puede pasar que sí lo decimos.

Isaac, Hector, Drácula estaban unidos más que por la venganza, por el dolor. Querían ser la encarnación del castigo divino. Para ellos, sus intenciones eran justas. No les importaba que luego se sumergieran en una melancolía sin fin. Serían los reyes del cementerio, reinarían sobre los huesos de los castigados.

Sin entrar en muchos detalles, Drácula es asesinado por nuestros protagonistas, y Hector e Isaac son separados, lamentando la muerte de su amo.

En el medio, cuando a Hector le ofrecieron revivir a Drácula para que continúe con su plan, él aceptó. Pero ahora, buscaba cierta redención, porque se siente de alguna forma responsable de su muerte. No le pagó a Drácula como debía por acogerlo.

Sin embargo, Isaac, con un ejercito de criaturas infernales que conjuro en su viaje enfrentándose a si mismo (y habilidades marciales, aprendan), libera al mundo de una Vampiresa que planeaba esclavizar a todo el mundo. Esto es porque en el camino, Isaac tuvo por primera vez, total libertad para elegir sus acciones, ya no tenía un amo al que servirle, y tuvo que emprender el duro proceso de preguntarse “¿y ahora que? ¿que se supone que debo hacer?”.

Me desvío un poco sólo para resaltar el apartado estético. La pelea en sí es un espectáculo visual. Se perdona cualquier aparente pérdida de calidad que algunas personas le adjudican.

Luego, el reencuentro. Isaac vuelve con Hector, quien le había mencionado el plan para revivir a Drácula y continuar el plan. Total, ¿Qué futuro hay?

Futuro

Por razones personales (que creo podrán entender) pasaré a transcribir una parte de la conversación entre ellos, antes de continuar con el video del discurso en sí.

Éste episodio en particular me encontró en una época muy oscura de mi vida, vivía aterrada todos los días, me sentía sola y no veía escapatoria. Vivía junto a alguien que no me dejaba vivir. Puedo entender perfectamente el sentimiento de desear que alguien muera. Sentir que la ayuda que te ofrecen no sirve, y que es más, que los consejos son inútiles. Es algo muy doloroso de admitir, y te sentís ingrato, lo cuál solo añade una capa más de dolor. Para colmo, esa soledad era del tipo que te aleja y te aísla. Más sentís que fracasás en cumplir ciertas expectativas con los demás, más deseas simplemente desaparecer, o al revés, que todo el mundo desaparezca. Creo que las circunstancias que está atravesando el país y la danza de los políticos no hace más que empeorar el asunto. Entiendo el sentido de venganza, de querer que “éstos” simplemente desaparezcan. Sé que es controversial admitirlo.

Isaac también sabe todo esto cuando Hector le pregunta si deberían revivir a Drácula y terminar con todo.

-Déjalo dormir, Héctor. Ambos fuimos maltratados por el mundo humano. Ambos éramos admiradores del intelecto de Drácula, ambos vimos algo más grandes que nosotros en él, ambos queríamos ver el mundo castigado…podemos hacer más que eso.

Dracula se ganó su descanso… Podemos y debemos seguir adelante. ¿Qué es lo que quieres, Héctor?

-Quiero que me dejen en paz…con Leonor. Quiero leer, quiero crear cosas y pensar… Es lo único que quiero ahora.

-Entonces lo tendrás.

Sigue en el video.

Quiero vivir

¡¡¡QUIERO VIVIR!!!

Yo también quiero vivir, pensé luego de ver eso. También, ¿vieron como en un momento alzó un martillo? Comunismo.

Sin embargo, me hace dudar, ya que para llegar hasta ahí, Isaac también tuvo que adquirir (o más bien admitir que ya poseía) cierto poder. El puede conjurar un ejército, con dificultades, sí. Pero ejerció un poder físico a su paso, derrotando a quienes se encontraban a su paso, un paso que por mucho tiempo, no llevaba a ningún lado.

El poder tiene varias formas, no solo una. Es también la voluntad de hacer algo. Con las mismas habilidades con las que Isaac derrotó a sus enemigos, también reconstruyó paredes y casas. Y como lo plantea Isaac, realmente me hace preguntarme: ¿Qué puedo hacer? Bajo esa lectura, no nos invita solo a vivir, sinó también, a no temerle al poder, y a luchar por conseguirlo. O tal vez, ya tenemos poder, y cómo a Isaac o Hector, nos adiestraron a usarlo de la forma que nuestro amo quiere.