Este artículo fue aportado por @corporatemauri, en respuesta a nuestro Open Call sobre Ingreso Básico Universal.
@Corporatemauri explora el concepto de Ingreso Básico Universal a través de un recorrido por alegorias que le hacen la pregunta al cristianismo capitalista: ¿Para quien es la abundancia?
Génesis
Para empezar con un tema tan candente como es el Ingreso Básico Universal voy a remontarme al Génesis porque del polvo venimos, ¿verdad?. Y es que esta narrativa cristiano-capitalista viene operando desde entonces como tantos otros mitos fundadores de nuestra sociedad. Donde los panes se multiplican, el adulterio es castigado con la lapidación, así también existe lugar para el perdón y el compartir. Este frenesí de violencia, paz y prosperidad en el que hemos vivido desde siempre es magníficamente entendido como fuerzas del mercado por las mentes más provocadoras y especulativas de nuestros días. Un mercado de paz y violencia, praxeología y práctica, fuerzas del bien y del mal, entendidas simplemente como ciclos dentro de una tendencia increíblemente bullish que es el gráfico de la historia humana con el ‘’ToTheMoon’’ como target actual.
Ahora bien, desde la primera resistencia conocida como ‘’El Edén’’ existe una discusión acerca de la distribución justa de los premios y quizás nuestro pionero en el tema haya sido Caín, a quien Dios rechazó su ofrenda resultando en los primeros brotes de la violencia más pura del Hombre. Y es que nuestra empresa tiene como característica correr detrás del premio mayor, sin embargo, ello no quiere decir que esté asegurado para todos los corredores. Ni siquiera el sentido de la carrera está claro y es innegable que algunos deben quedar rezagados, perdidos o incluso sacrificados. Al revolverse nuestras tripas y cerrarse nuestras gargantas podemos notar que esto no es de lo más justo y aún hoy se puede sentir en lo más profundo de nuestro ser ese fuego que Caín dejó desatarse sobre su propio hermano.
¿Lo mejor? Al nacer todos y cada uno se convierten en corredores, y más vale empezar a correr porque la pista suele ser más desierto que una metrópolis con 5G y Ubers para llegar al oasis. O bien, solía ser, porque el desierto es a medida que pasa el tiempo una imagen más lejana a pesar de las turbulencias. También, existen ciertos artefactos de los cuales uno puede valerse y como no aquellos que empiezan con ciertas ventajas, más o menos ‘justas’ según el dios que lo juzgue. Para el pueblo de Judá esa ventaja fue una columna de nube y fuego, además del maná que cayó del cielo, lo que nos salvó del calor del desierto. Para los pueblos de hoy posiblemente sea una renovadora lluvia, una segunda venida del maná sobre nuestras wallets digitales, lo que nos salve de los fees de Ethereum.
Matar a tu hermano… y a un Romanov
Caín no es el único ejemplo de percibir el ‘’amarás al prójimo como a tí mismo’’ como injusto. Durante tiempos modernos si bien la tendencia continúa no hemos alcanzado al Comunismo y por lo tanto siguen habiendo correcciones que podemos notar a simple vista. Una de ellas es la Revolución del Proletariado: un gran Caín que se volcó contra un gran Abel renegando de la naturaleza de Dios, de nuestra empresa. Estos destellos de violencia han aparecido reiteradas veces para corregir ciertas ’injusticias’ percibidas por antepasados y contemporáneos, poniendo de manifiesto quiénes prefieren ofrecer la cabeza del rey antes que la suya. Entonces, desde nuestro trono actual debemos preguntarnos cómo apaciguar a estos insubordinados que anhelan nuestras cabezas… imagino dirán los que ocupan tales asientos. Yo, en un acto de compasión me propongo dar cierta luz sobre ellos antes de que las guillotinas nublen sus cielos.
Luego de la caída del feudalismo y el surgimiento de un capitalismo cada vez más salvaje y humano, la constante expansión de capital ha otorgado tiempo y conocimiento para que ciertos pensadores se pregunten cómo igualar los tronos en la Tierra. Para ellos tengo una buena y una mala noticia, empecemos por la mala.
La élite
Si bien la tendencia del ciclo se mueve en torno a acrecentar los tronos (gracias a Dios), estos no pueden igualarse ni crecen al mismo ritmo, al menos hasta la segunda venida y el establecimiento del Comunismo esto no será así y deben resignarse. Compasión y maldad de mi parte por quitarles la venda y mostrarles la fealdad a la que de ahora en más deben acostumbrarse, semejante autoengaño sólo puede servir para generar placer y aspiración en mentes agotadas por la carrera que les tocó. Aunque los entiendo, no sirven a los intereses del autor y por ello escribo estas palabras. La configuración a semejanza de Dios nos dispuso en un sistema imposible de cambiar mientras la especie humana exista como tal, somos el homo agens propuesto por Mises y el capitalismo es simplemente una consecuencia del haber aceptado nuestra propia existencia. La élite es, en el peor de los casos, un mal necesario que no puede ni debe extirparse. ¿Se puede retocar? seguro. ¿Se puede reemplazar? Es la constante de la historia. Pero siempre habrá una élite reinante con su correspondiente carácter.
La tendencia
Vamos con la buena. Los homo agens hemos trabajado por siglos acumulando riquezas para el desarrollo de más y mejores tronos, aún con una motivación profundamente egoísta. Un ejemplo facilón es que la calidad de vida de los que leemos esto es mucho superior a la de Luis XVI. ¿Por qué? No por decisión de nuestros amos, aunque así quisieran ningún humano decidiría por el bien de todos los demás ya que eso significaría el propio sacrificio y escrito está; no hay ni uno recto entre los hombres. Semejante hazaña sólo fue reservada para el Mesías. ¿Entonces? Esto se debe al propio diseño del sistema, el perseguir el enriquecimiento individual representa aumentar capital y como la frase… el tiempo es dinero. Nuestra empresa ha estado acumulando tiempo exponencialmente y esto recae sobre nosotros. Si bien no llueve de forma pareja en todos lados al mismo tiempo, en todos lados llueve.
El Tiempo Básico Universal
Los recientes proyectos alrededor del IBU (o UBI) dan cierto gusto a néctar en los paladares de los re-distribucionistas y con razón, luego de tantas luchas ‘por’ la igualdad de oportunidades vemos en estos tiempos de capitalismo salvaje un acercamiento que podrá sonar un poco extraño pero no por ello menos cierto; los panes se han multiplicado y se han convertido en gotas que caen sobre nosotros como la lluvia de Santa Rosa. Nos alivia y nos refresca en nuestra frenética carrera por el actual mesías, el Dinero. Desde los sectores más tradicionales y por lo tanto, atrasados, del pensamiento enfocado al poder me atrevo a decir que se encuentran goteras enormes y la increíble lluvia los está ahogando en su propia casa. ¿Qué está pasando?.
La riqueza temporal de nuestros días es inaudita, los proyectos de inversión están cada vez más alejados del consumo y esto representa cambios de paradigmas más fuertes y rápidos que antes. El humano está cada día más cerca de ser superado por el capital, algo imposible de siquiera imaginar cuando el hombre común escribiendo en una computadora no existía. Con esto quiero decir que el Ingreso Básico Universal existe desde que comenzó la acumulación de capital, pero lo más disruptivo es el target actual: 1 Capital 1 Humano. El uno a uno se acerca y con ello el colapso de las más grandes murallas chinas que tengamos instaladas en nuestros cerebros. Hay detalles sobre cómo se presentará este nuevo paradigma que si bien son importantes creo que nublan el bosque. No sabemos la vela del día siguiente pero si llegamos a dilucidar el rumbo además de que, recordemos, no llueve en todos lados al mismo tiempo. Carece de importancia en este momento preguntarse si llegará una cantidad de dinero del cielo, en qué forma, o si es justo. La verdad es que día a día ingresan a nuestros bolsillos nombrados vida miles de años en las formas más curiosas que podamos siquiera percibir. Con este destino marcado la verdadera pregunta es: ¿Qué hará el hombre cuando sus bolsillos colapsen y lo que un día se llamó dinero se convierta en lo que hoy conocemos como inmortalidad? ¿Sobre qué tratará el paraíso?